La redundancia es invertir no solo en más equipos o componentes inicialmente, sino también en un costo operativo para mantener una instalación en el estado óptimo.
por Ing. Mauricio Romero*
En el campo técnico electromecánico, el término redundancia se define como “la inclusión de componentes adicionales que no son estrictamente necesarios para el funcionamiento en caso de falla en otros componentes”.
Es común identificar los niveles de redundancia según la cantidad de componentes requeridos adicionales y normalmente se identifican de la siguiente manera:
– N: Cumple con los requisitos base sin redundancia; la falla de algún componente parte del sistema causará una interrupción.
– N + 1: un equipo-componente / módulo / ruta adicional más que el requisito básico; la falla en una sola unidad no interrumpirá las operaciones.
– N + 2: dos equipos-componentes / módulos / rutas adicionales más que el requisito básico; hasta una falla en dos unidades no interrumpirá las operaciones.
– 2N: Existe un duplicado completo de equipos-componentes / módulos / rutas completas para cada sistema; la falla de un sistema completo no interrumpirá las operaciones.
– 2 (N + 1): Un arreglo N+1 duplicado; la falla de un sistema completo aún deja otro sistema completo con redundancia (N + 1).
N, N + 1, N+2, 2N, 2 [N + 1], en inglés “N” significa Need, es decir que N+1 se traduce como Need-plus-One o “Se necesita uno más” y así sucesivamente.
No es necesario encasillarse en esta nomenclatura, es común ver otros arreglos de redundancia en equipos, por ejemplo, dos chillers diseñados al 75% cada uno, o dos chillers al 66% de la carga de diseño, etc.; y así podría haber muchas otras combinaciones. ¿Entonces cuál es el nivel de redundancia correcto?
El grado de redundancia debe responder al nivel de tolerancia a falla de un sistema mecánico o eléctrico y este es un requerimiento que debe estar definido por el usuario final como parte de los criterios de diseño iniciales en el OPR.
Se puede definir el nivel de tolerancia a falla como el tiempo en que una instalación puede salir de operación sin afectar la actividad principal o en otras palabras qué tan crítico o importante es mantener y/o sostener la operación del sistema ante una falla, por ejemplo, en Centros de Datos la redundancia es común analizarla según la cantidad de horas de interrupción anual.
Un diseñador puede recomendar un nivel de redundancia, pero la decisión final la debe tomar el cliente según lo crítico de la operación y del presupuesto.
Conclusiones
A la pregunta inicial del título sobre cuál es el nivel de redundancia correcto, es importante primero entender los arreglos típicos en la industria (N. N+1, N+2, 2N, etc.).
Personalmente, no creo que haya una sola respuesta; podemos concluir que todo depende del nivel de tolerancia a falla de la aplicación, el análisis de riesgos que se realice, el cliente, el presupuesto, el espacio físico disponible y del programa de mantenimiento.
El nivel de redundancia no es algo genérico, sino que va a depender de cada aplicación y del nivel de tolerancia a falla de esta; está claro que no es el mismo nivel de tolerancia a falla para un sistema de aire acondicionado de la zona común de un mall que para el sistema de aire acondicionado del bloque de cirugía de un hospital o para un centro de datos.
La redundancia es invertir no solo en más equipos o componentes inicialmente, sino también en un costo operativo para mantener una instalación en el estado óptimo para que en el momento requerido no haya afectaciones a la actividad principal, ocurran o no estas.
El comisionamiento y correr protocolos de pruebas en forma regular también mantiene el sistema en “alerta” ante cualquier eventualidad.
Constantemente los diseñadores nos enfrentamos a este tema y es aquí donde se debe hacer un trabajo importante para entender, guiar y recomendar qué nivel de redundancia puede ser el más adecuado para un proyecto.
En este tema de la redundancia siempre es requerido mirar más allá de la caja.
Visits: 0